Escuela de familias: Ser para Educar

¿Por qué una Escuela de Familias fundamentada
en la práctica filosófica?

20180817_160908

Del mismo modo que un árbol no crece con las raíces de otro árbol sino con las propias, cada familia ha de crecer desarrollando sus propias raíces y tronco para dar sus frutos.

Pero nunca dará buenos frutos sin unas raíces bien tramadas y un tronco sólido que lo sustente. Quizá, por ello, sea el momento de abordar la crianza desde otro punto de vista.

Las escuelas de padres ofrecen cursos, charlas, talleres centrados en temas concretos para los que se suele ofrecer a las familias herramientas que ayuden a solventar los problemas cotidianos a los que se enfrentan con sus hijos. Pero, ¿la misma herramienta le va a ser útil a todas las personas? ¿Esa herramienta está enfocada a un modo de pensar concreto o es permeable a diferentes estilos de crianza? ¿Todos los niños con los que se lleve a cabo responderán de la misma manera? ¿Qué espacio se deja a la filosofía propia de esa familia? ¿Sobre qué creencias acerca de cómo son los padres y de cómo son los hijos se sostienen esos consejos? ¿Sobre qué valores se asienta esa herramienta? ¿Responden a la autenticidad de padres e hijos o se sostienen bajo los axiomas de un tipo de familia y un hijo en concreto?

«Salirnos del manual es aprender a pensar en la infancia y comprender más allá de lo que afirman determinados libros o sugieren ciertos programas de televisión, de las indicaciones de la abuela o de las vecinas. Consiste más bien en profundizar en la reflexión sobre la condición infantil a nuestro alrededor. Salirnos del manual es volver a contactar con la tarea adulta de cuidar de las siguientes generaciones y rescatar la sensación genuina de ser madre, padre, cuidador o incluso un simple ciudadano que protege a los pequeños de su alrededor, sean o no sus hijos.”
                                                                             Evânia Reichert: Infancia, la edad sagrada.

Para encontrar el propio camino como familia no hay receta ni solución fácil, la única herramienta  eficaz es que los padres se conozcan mejor a sí mismos, como individuos y como unidad familiar. Saber quiénes son y cómo quieren educar, reflexionar acerca de cuáles son sus valores, cuestionar qué quieren y qué no quieren para sus hijos, cuestionar con qué patrones funcionan en el día a día y cómo estos se reflejan en las situaciones cotidianas con sus hijos para tomar conciencia y encontrar sus propias soluciones.

“La reflexión y la comprensión de los procesos internos nos permite escoger un rango más amplio de respuestas ante la conducta de nuestros hijos. La conciencia crea la posibilidad de elección. Cuando tenemos la opción de elegir nuestras respuestas dejamos de estar controlados por reacciones emocionales que, con mucha frecuencia, no tienen relación alguna con nuestros hijos, sino que son meras reacciones exageradas, más motivadas por nuestro propio estado emocional del momento que por la comunicación emocional comprometida con nuestros hijos. La integración de nuestro propio autoconocimiento facilita que nos abramos a la comunicación emocional con nuestros hijos. El autoconocimiento coherente y la comunión interpersonal van de la mano.                                                                     Daniel J. Siegel y Mary Hartzell: Ser padres conscientes.

Este camino de autoconocimiento significa, ser conscientes de que muchas de sus emociones no son sino reacciones inconscientes cargadas de creencias limitadas, temas no resueltos o problemas y situaciones de la vida cotidiana que proyectan en sus hijos.

A través del diálogo acompañado por un asesor filosófico podemos recorrer ese camino de toma de conciencia que ayudará a los padres a dar lo mejor de sí mismos para conectar con sus hijos y con su esencia.

Solicita información acerca de los talleres para familias a través del formulario de contacto.  

Talleres para disfrutar de la crianza

En estos talleres vamos a descubrir, a mirar, qué sentimos, qué pensamos y cómo actuamos cuando criamos nuestros hijos. Esto nos llevará a mirar una parte fundamental de nosotros, la relación entre nuestras emociones y nuestra forma de mirar el mundo, de interpretar lo que ocurre, lo que nos ocurre. Profundizaremos en las creencias limitadas que tenemos y que están llenas de autoexigencia y de guiones cerrados para educar a nuestros hijos y que nos impiden vivir la crianza con serenidad. Iniciaremos un camino de autoconocimiento que nos desvele quiénes somos para desarrollarnos y conectar mejor con nuestros hijos.

Conocernos mejor para ser más lúcidostener más confianza en nuestra sabiduría interior e intuiciones, tener menos necesidad de control y disfrutar de la crianza en el momento presente.

Abordaremos diferentes preguntas acerca de la crianza: ¿Cómo vivimos las emociones de nuestros hijos? ¿Qué emociones de nuestros hijos gestionamos mejor y cuáles peor? ¿Con qué nos conectan aquí y ahora? ¿Qué creencias limitadas se activan cuando nuestro hijo tiene una rabieta? ¿Cómo nos sentimos cuando ponemos límites a nuestros hijos? ¿Somos capaces de escuchar nuestras intuiciones para educar? ¿Por qué no comprendo a mi hijo adolescente? ¿Acepto los cambios evolutivos que está experimentando mi hijo? ¿Cuál es mi papel como padre o madre cuando parece que ya no me necesitan tanto?
Abordaremos estas y otras preguntas para recorrer un camino centrado en nosotros como madres y padres. Porque estar bien para educar significa educar mejor, con mayor conciencia y seguridad en nosotros mismos. Porque la crianza requiere un camino de autoconocimiento necesario para afrontar la maternidad y la paternidad desde la verdad de quiénes somos.

La crianza como el encuentro con la propia identidad

El 20 de febrero de 2018, participé en el programa de radio Atentamente, con Inmaculada Jabato en Canal Sur Radio, para dialogar acerca de la educación y la crianza de los hijos. Reflexionamos acerca de ¿qué retos tienen los jóvenes en un mundo lleno de incertidumbre? ¿Cómo puede la filosofía ayudarnos a educar? ¿Qué necesitamos saber para educar a nuestros hijos y disfrutar de la crianza?

Os dejo la entrevista: 

Y el programa completo aquí.

Educar desde el autoconocimiento

Todos tenemos una filosofía operativa en la que están nuestros valores, creencias, presupuestos a partir de los cuales construimos la tarea de educar, bien a nuestros propios hijos o a nuestros alumnos si somos docentes. Siempre educamos desde nuestra filosofía operativa y por ello es fundamental ver si nuestros valores, nuestras creencias y los métodos o herramientas que utilizamos están alineados.

El objetivo del asesoramiento filosófico, en este caso, es ayudar al educador, padre, madre, tutor, etc. a tomar conciencia de sus creencias básicas, de la forma en la que éstas configuran su experiencia como educador, y reflexionar críticamente sobre ellas.

¿La filosofía nos puede ayudar a educar? 

Educar, etimológicamente quiere decir conducir, desarrollar, afinar. Podemos leer muchos libros acerca de la educación, de la crianza, asistir a infinidad de talleres para aprender técnicas para educar o para trabajar las cuestiones que nos preocupa en la educación de nuestros hijos. Podemos aprender una serie de herramientas que podemos usar con mayor o menor éxito. Sin embargo, cada familia, cada persona tiene unos valores, creencias y estilo de crianza muy diferentes. Por ello, es complejo que esas herramientas nos sirvan a todos.

Desde la filosofía podemos desarrollar nuestra propia manera de educar desde nuestra propia esencia, como personas, desde nuestra filosofía operativa, desde nuestros valores, nuestras creencias y ver si están estos alineados. El objetivo es ayudar al consultante (educador, padre, madre, tutor, etc.) a tomar conciencia de sus creencias acerca del mundo, de la educación, de los niños y de sí mismos y cómo éstas configuran su experiencia, y reflexionar críticamente sobre ellas.

Educar desde el autoconocimiento para educar mejor

El niño tiene su propia identidad y en ella debe desarrollarse: yo soy, yo pienso, yo conozco, yo elijo, yo decido, yo me comunico, yo me expreso, yo me relaciono. El niño es el protagonista de su propio aprendizaje y los padres y los educadores somos los facilitadores, es decir, somos los encargados de que el niño desarrolle todas sus potencialidades. Para ello debemos incentivarles a que construyan su identidad y desarrollen su singularidad, con herramientas que les den seguridad, voz, y se sientan escuchados…

Solicita información a través del formulario de contacto.